I/ RENACIMIENTO
Contexto histórico y socio-cultural desde el S. XV al XVII.
El Renacimiento (desde el S. XV hasta la primera mitad del S. XVII, aprox.) fue una época histórica compleja, contradictoria y crítica, por una parte, fue una continuación de los cambios socio-políticos iniciados al finales del S. XIV, pero, por otra, supuso una ruptura con la Edad Media que dio paso a la época moderna. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con la concepción del hombre, del mundo, de la ciencia.
Cabe destacar de este período los siguientes aspectos : a) Dentro del ámbito socio-político: La consolidación de los Estados nacionales modernos. El inicio el capitalismo en su primera fase gracias al desarrollo del comercio, las ciudades y las industrias organizadas en gremios. La formación de la burguesía. Nueva valoración del dinero y la riqueza que contrasta con las normas religiosas y morales de la Edad Media, ya no es ilícito o pecaminoso acumular riquezas, más bien es una medida -prueba- del esfuerzo y del éxito personal.
b) Ámbito cultural e ideológico: Hay que mencionar el paso del teocentrismo medieval al antropocentrismo renacentista. Se exalta el mundo greco-latino a la vez que se tiene una clara conciencia de ruptura con la Edad Media, a la que califican de “bárbara y oscurantista”, de ahí el nombre de "re-nacimiento".
Se produjo la revolución científica, así como un notable avance de la tecnología. La aparición de la ciencia moderna fue resultado de un largo, complejo y controvertido proceso que se venía gestando desde el S. XIV y que dará lugar, a finales del S. XVI y principios del S. XVII, a la caída del paradigma aristotélico-ptolemaico y su sustitución por el paradigma mecanicista.
A este cambio se lo califica certeramente de "revolución científica" porque cambian radicalmente la visión del universo y la forma de hacer ciencia. Con respecto al primer cambio decir que se pasa de un cosmos cerrado, finito, esférico, cuyo centro lo ocupa la Tierra inmóvil..., a un universo abierto, infinito, en el que la Tierra se mueve y nuestro sistema solar es otro más.
Con relación a la manera de hacer ciencia, hemos de señalar que se pasa de una tradición que no tiene demasiado en cuenta las matemáticas ni los experimentos, a otra que los considera como herramientas fundamentales de la explicación científica. Se abandonan las explicaciones plagadas de conceptos metafísicos, así como el recurso constante a causas finales. Frente a esto, el trabajo del científico empieza a asociarse con la formulación y verificación de hipótesis explicativas.
La unidad religiosa europea se fragmenta debido a la Reforma y la Contrarreforma.
En cuanto a la reflexión política cabe destacar las contribuciones de Maquiavelo y los utopistas: T. Moro, Campanella y F. Bacon.
c) Descubrimientos e inventos: Se descubre América, se conocen nuevos territorios y culturas. La Tierra ya no es plana. Se inventa la imprenta, la brújula, el telescopio...
d) Ámbito filosófico: hemos de señalar que no fue una época muy creativa; se produjo un relanzamiento de los grandes sistemas filosóficos griegos, especialmente los de Platón y Aristóteles. Pero el aspecto más decisivo del pensamiento renacentista está en ese amplio y heterogéneo movimiento humanista, conocido como Humanismo renacentista, que se inicia en Italia en el S. XV y se extiende rápidamente por toda Europa. En la larga lista de humanistas también se encuentran algunos filósofos.
Los rasgos más distintivos de este movimiento son: a) Su ferviente admiración por todo lo clásico: arte, literatura, pensamiento... Llevaron a cabo una importante labor de traducción y difusión de textos clásicos. b) Su reivindicación del valor y la dignidad humana. c) Su proyecto educativo: aspiraban a la formación de un hombre culto, creativo, activo, capaz de aunar la acción y el pensamiento. Ese desarrollo integral va asociado al estudio de las "humanidades": gramática, retórica, poesía, filosofía moral y lenguas clásicas.
II/ ÉPOCA MODERNA
Contexto histórico y socio-cultural del S. XVII.
El S. XVII europeo se caracteriza por un estado de crisis generalizado.
a) Ámbito socio-económico: El capitalismo de tipo comercial se desarrolla gracias al auge del comercio marítimo y colonial, que se vio favorecido por los adelantes tecnológicos producidos en la navegación y la industria, sobre todo en Inglaterra. La agricultura sigue teniendo un peso importante.
Aunque la sociedad sigue siendo estamental (basada en la propiedad de la tierra), la burguesía asciende progresivamente y compite con la nobleza para compartir sus privilegios económicos y políticos. Será en el S. XVIII cuando esta nueva clase social derroque al Antiguo Régimen y se haga con el poder.
Poco a poco se perfila el tipo del "burgués" como un hombre emprendedor, enérgico, inteligente, sagaz y práctico, con pocos escrúpulos, que reclama la libertad individual, frente a las tradiciones sociales morales y religiosas. Se exalta el valor del trabajo, la laboriosidad constante, metódica y competitiva. Frente a la ociosidad y los privilegios heredados -aristocracia, se reivindica lo adquirido mediante el esfuerzo individual.
b) Ámbito político: Es un período marcado por la inestabilidad -las guerras y las revoluciones son una constante- y por el fortalecimiento de las monarquías absolutas que, si bien pretenden asegurar la paz, provocan continuos enfrentamientos entre unas naciones y otras.
En Inglaterra se producen dos revoluciones (1640-60 y 1685-88) y una guerra civil que culmina con la muerte de Carlos I y el triunfo del parlamentarismo. El Parlamento se enfrentará a los Estuardo para conseguir libertades políticas, económicas, religiosas... que beneficiaran a la burguesía. Al final, se acaba instaurando una monarquía de carácter constitucional pero la supremacía la tiene el Parlamento.
Las grandes monarquías absolutas de Francia, Inglaterra y España reciben el apoyo de la gran burguesía que, a cambio del capital que suministran a los monarcas para sufragar las guerras..., reciben el derecho a explotar los bienes del Estado: minas, por ejemplo.
No obstante, la monarquía absolutista es criticada por los janseanistas, Fenelon, Spinoza, Locke.
Europa sigue agitada por conflictos de carácter religioso. Para la gran mayoría la religión, la fe, sigue siendo un pilar inamovible de su existencia. Pero entre los intelectuales se va desvaneciendo la creencia religiosa.
c) Ámbito cultural e ideológico: Triunfa el barroco; contra la armonía y el equilibrio de la sencillez, se alza lo recargado, lo desmedido, el claroscuro, el desbordamiento.
La visión del mundo y de la vida están marcados por el pesimismo, la tragedia, la fugacidad del tiempo.
Con respecto a la filosofía y al pensamiento, en general, hay que mencionar el cambio de visión del mundo provocado por la revolución científica, así como el arraigo y avance de una mentalidad más racionalista frente a la tradición, la religión, los prejuicios, la superchería... debido al desarrollo científico y al cartesianismo.
Se empieza a tomar conciencia del poder de a razón, ésta tiene que convertirse en guía para la acción tanto individual como colectiva. Ella permitirá superar las miserias y las injusticias.
Esta confianza en la razón tiene como fondo el auge de la ciencia y el cambio de mentalidad iniciado por el renacimiento y alcanzará su apogeo en el S. XVIII. Estas innovaciones suponen para la filosofía buscar un nuevo saber más sólido y veraz que sustituya el vacío dejado por la caída de la escolástica. Pero ese nuevo saber sólo puede lograrse si previamente se descubre un método nuevo que nos asegure encontrar la verdad.
Contexto histórico y socio-cultural del S. XVIII
Dentro del ámbito socio-político del S XVIII, conocido también como el Siglo de las Luces, cabe mencionar que la estructura social sigue siendo jerárquica y estamental. La nobleza, que acaparaba las riquezas, los cargos y privilegios, pretende cerrar el paso a la burguesía en el terreno político. La situación del pueblo y del campesinado era deplorable.
La forma de gobierno más común era la monarquía absolutista, a excepción de Inglaterra que había conseguido ya una monarquía parlamentaria. En otros países como Rusia, el imperio alemán... esta monarquía absolutista adopta la forma del llamado "despotismo ilustrado": es el Estado, o sea el rey, el que promueve la modernización de su país. Se sirven de los ideales ilustrados para justificar su poder: gobiernan no sólo por "derecho divino", sino para promover la felicidad del pueblo; pero el pueblo no cuenta mucho.
La economía sigue estando centrada en la agricultura, aunque la industria empieza a desarrollarse en Inglaterra a mediados de siglo.
Los Estados Unidos proclaman su independencia de Inglaterra y en 1787 elaboran su propia Constitución.
b) Ámbito cultural y filosófico: La ilustración fue un amplio y complejo movimiento social e intelectual que se extiende a lo largo del S. XVIII, concretamente desde la revolución inglesa de 1688 hasta la francesa 1789. Este movimiento se inicia en Inglaterra pasa a Francia, y de ahí se expande por el resto de Europa. Dependiendo de la concreta situación socio-política de cada país, la ilustración tuvo rasgos peculiares. Por ejemplo en Francia fue mucho más crítica que en otros países.
Centrándonos en el propio movimiento ilustrado, señalar que está integrado por numerosos autores: Diderot, D'alambert, Rousseau, Voltaire, Condorcet, Hume, Kant y un largo etcétera. Se ocuparon de temas filosóficos, científicos, éticos, estéticos, religiosos, políticos, educativos... Y no siempre sus opiniones concordaron; no obstante, hay una cierta unanimidad en cuanto a ideas e ideales.
Los antecedentes de este movimiento se hallan en el Renacimiento y la filosofía del S. XVII.
La característica fundamental de la ilustración es su clara conciencia de ruptura con el pasado y la tradición. Esta conciencia de ruptura queda recogida en la metáfora más importante de la época: la contraposición entre "luz-oscuridad", "luz-tinieblas". De un lado, el pasado histórico en el que el ser humano estaba subyugado por la ignorancia, la superstición, la tiranía...; y de otro, la nueva época en la que se ha entrado, una época de "iluminación y esclarecimiento" debido a la razón y a la ciencia. Ambas permitirán la libertad, el progreso y la autolegislación del hombre por sí mismo. El ser humano, ayudado por la razón y la ciencia, es el único que puede y debe organizar todos los aspectos de su realidad social, política, económica, ideológica, etc. Sólo así se conseguirá que la humanidad progrese indefinidamente.
La Ilustración aparece como un combate contra la "oscuridad", o sea, contra la intolerancia, el fanatismo, la superstición. Y esto exige del propio ilustrado su implicación en la denuncia de los abusos y errores. Esta responsabilidad que asumen se pone de manifiesto en su empeño por difundir la luz de la cultura. Proliferan las enciclopedias, revistas, periódicos... Están convencidos de que mediante la cultura se podrá superar la ignorancia.
Los ideales de la ilustración se difundirán con fuerza y rapidez entre la burguesía y parte de la aristocracia, y ya en las vísperas de la revolución francesa había calado en el pueblo.
PROBLEMAS FUNDAMENTALES DE LA FILOSOFÍA MODERNA
El problema del conocimiento
Para las dos corrientes filosóficas más importantes de los S. XVII-XVIII, el racionalismo y el empirismo, así como para Kant, el problema fundamental fue el problema del conocimiento. Preguntas relativas al modo en el que conocemos, al alcance y validez de nuestro conocimiento, por ejemplo, se convirtieron en cuestiones que tenían que ser resueltas antes de poder abordar otros temas. El problema dentro de la historia de la filosofía no es nuevo, pero la perspectiva desde la que lo abordaron sí resultó novedosa.
La filosofía anterior, casi en su totalidad, estaba dominada por una actitud realista, según la cual existe una realidad extramental que la razón humana es capaz de alcanzar y reflejar fielmente. Dicho de otra manera, la realidad exterior existe (ya se trate de Ideas, sustancias, Dios, etc.) y es independiente del sujeto que la conoce. Nosotros entramos en contacto con ella a través de nuestras facultades cognoscitivas, y para conocer los objetos formamos conceptos que reproducen la esencia o la forma de dichos objetos. De modo que entre el pensamiento que refleja la realidad y la realidad en sí misma no hay discrepancias. Este acuerdo perfecto entre el pensamiento y el objeto es lo que garantiza la verdad.
Pero en los inicios del S. XVII este realismo empieza a desmoronarse. Demasiadas "verdades" que estuvieron vigentes durante siglos, ahora resultan ser falsas: la Escolástica con todo su sistema de creencia cae, la visión del Universo cambia de manera radical, así como la forma de hacer ciencia; la unidad religiosa se destruye... La crisis en el terreno de la ciencia y la filosofía era tan profunda que había que replanteárselo todo de nuevo, no habían verdades a las que aferrarse; había que empezar a construir la filosofía desde unos cimientos más sólidos para evitar el derrumbamiento de todo el edificio. Y lo primero que tuvieron que plantearse los filósofos modernos fue el problema del conocimiento. Si hasta entonces, como ya hemos indicado, y salvo excepciones, se admitido que el hombre conoce la realidad exterior de forma objetiva, ahora la pregunta es si realmente podemos conocer. El sujeto se vuelve sobre sí mismo para analizar su propio proceso cognoscitivo, para estudiarse a sí mismo conociendo.
Para la filosofía moderna la realidad exterior, sobre todo la no científica, deja de ser algo evidente e incuestionable. Ahora se afirma que la razón conoce de forma directa e inmediata sus propias ideas, por tanto, las cosas externas no se conocen en sí mismas sino en la medida en que están representadas en las ideas, dicho de otro modo, la razón conoce la realidad exterior en tanto que ésta se ajusta a las condiciones o a los esquemas de la razón. (Esta fue su innovación) Pero si la idea[1] es la representación mental, subjetiva, interna, de lo que hay fuera de la mente ¿qué seguridad podemos tener sobre la existencia de lo exterior? ¿podremos conocerlo? ¿existe tal y como nos lo representamos ¿no será un sueño?.
Bien, pues, la postura que adoptaron ante el problema de la realidad y su conocimiento fue la siguiente: hay que analizar la razón y sus contenidos antes de determinar con exactitud qué es real y qué no. La realidad exterior tiene que ser demostrada o deducida a partir de la razón.
La filosofía moderna (racionalistas ,empiristas, Kant y los idealistas alemanes) adopta una actitud idealista: el conocimiento es, en primer lugar, conocimiento de las ideas o representaciones de la razón y no de las cosas externas. Por tanto, la razón es lo primero, lo más firme y seguro; la realidad exterior, en cambio, se vuelve problemática.
Aunque el Racionalismo y el Empirismo comparten el interés por el problema del conocimiento, así como la centralidad en la razón; sin embargo, las diferencias son importantes en lo relativo al origen de las ideas y el alcance del alcance del conocimiento.
El problema del método
El otro problema decisivo fue el del método. Independientemente de la corriente filosófica a la que pertenecieran, todos los filósofos sintieron la urgente necesidad de encontrar un nuevo método porque la caída de la Escolástica supuso también la caída del método silogístico (El silogismo sólo se puede emplear si hay primeros principios o verdades universales con los que formar la premisa mayor del silogismo). Buscaban no sólo una guía segura para encontrar la verdad y ampliar del conocimiento de manera continua, también necesitaban un método con el que poder reconstruir la filosofía dado que la anterior no les merecía ningún crédito porque, según sus propios comentarios, estaba plagada de errores, se discutía siempre lo mismo, no se avanzaba. A esto hay que añadir el hecho de que si no se pueden conocer directamente los objetos, es necesario especificar muy bien bajo qué condiciones es posible el acceso a la realidad exterior.
Esta preocupación por el método es indisociable del momento histórico en el que viven: las crisis y transformaciones socio-políticas e intelectuales exigen nuevos modelos de "racionalidad" con los que orientarse en el mundo social, político, moral, intelectual... Las viejas "verdades" se han demostrado falsas.
La nueva metodología científica va a ser la fuente de inspiración para la filosofía. Los racionalistas se basarán en los aspectos más deductivos[2], más matemáticos, del método científico; los empiristas, en cambio, en los más inductivos.
Principales corrientes filosóficas de la época moderna (S.XVII-XVIII)
Las escuelas filosóficas más destacadas son el racionalismo, el empirismo y el idealismo transcendental de Kant.
El Racionalismo surge en el S. XVII en Europa. Las figuras más destacadas fueron: Descartes, Spinoza y Leibniz. El Empirismo ha tenido mucho arraigo en las Islas Británicas, aunque en el S. XVIII fue adoptado por los ilustrados franceses. Cabe destacar a los siguientes autores: Locke, Berkeley y Hume.
El otro autor destacado es el alemán I. Kant, del que hablaremos más adelante.
Las diferencias más importantes entre racionalistas y empiristas se refieren a la explicación del origen de las ideas y al alcance del conocimiento. En cuanto al origen de las ideas hay que señalar que, mientras los racionalistas defienden la existencia de ideas innatas –las que tiene o forma la razón con independencia de la experiencia, las únicas universales y verdaderas-; los empiristas, por el contrario, afirman que todas las ideas, por más abstractas y complejas que sean, derivan de la experiencia. Lo primero, según éstos, son las sensaciones internas y externas; a partir de esos datos y por procesos de asociación, se forman todas las ideas.
En cuanto al alcance del conocimiento, los racionalistas defienden que la razón es una facultad autónoma que puede conocer con independencia absoluta de los sentidos –que sólo introducen confusión-, con lo cual tiene un alcance ilimitado. Los empiristas, por el contrario, afirman que el conocimiento humano es limitado. La razón depende y está limitada a la experiencia. No se puede tener certeza de un conocimiento que rebase los límites de la experiencia. Por tanto, no se puede obtener un conocimiento del mundo a partir de ideas innatas y procesos deductivos de la razón, como creyeron los racionalistas. Una consecuencia importante de esta limitación del conocimiento es su ataque a la metafísica racionalista.
III/ CONTEXTO FILOSÓFICO Y CIENTÍFICO S. XV-XVIII. –AMPLIACIÓN-
EL HUMANISMO RENACENTISTA
Como señalamos antes, el movimiento intelectual más innovador del Renacimiento fue el Humanismo renacentista. Este movimiento se caracteriza por su admiración de todo lo clásico, su proyecto educativo basado en la enseñanza de las “humanidades” y su reivindicación del valor y la dignidad del ser humano. Esta es la idea que vamos a comentar.
Si durante la Edad Media Dios era el centro y el referente de todos los órdenes de la vida: social, ideológico, económico, moral..., si toda la creación era un vestigio o una huella de Dios, si Dios era el Sumo Bien y el hombre un ser “caído” en el pecado; en el Renacimiento, la situación se invierte de modo que esa posición privilegiada la ocupa el hombre, o al menos la comparte con Dios. Esta nueva actitud con respecto al hombre y su dignidad significa que éste ya no tiene un lugar fijo o una configuración esencial rígida e inalterable; al contrario, el hombre tiene la posibilidad y la libertad para hacerse a sí mismo, para darse el lugar y el destino que él mismo elija. El hombre no se limita a contemplar pasivamente lo dado puesto que tiene capacidad para incidir sobre la naturaleza y modificarla (se empieza a defender la utilidad práctica del conocimiento). Precisamente la creatividad, el poder sobre la naturaleza y la racionalidad son rasgos que le hacen humano y le asemejan a Dios. Tampoco tiene, como hemos señalado, un lugar fijo dentro de la escala del ser: ya no es ese ser “caído” cuyas dos únicas opciones son salvarse o condenarse; por el contrario, el ser humano tiene en sí mismo infinitas posibilidades, él puede convertirse en todas las cosas, o dicho de otro modo, es capaz de vivir la vida de todos los seres, sean superiores o inferiores, todo depende de lo que elija. Alcanzará su dignidad plena cuando elija las posibilidades más altas, las que más le aproximan a Dios; pero también puede convertirse en una bestia. En suma, el hombre se hace a sí mismo mediante la acción, el pensamiento y su capacidad creativa.
"Los animales son dominados por una ley de necesidad física, no tienen artes; en cambio, los hombres crean un sinnúmero de artes que ponen en acción por su voluntad. Las artes humanas fabrican las mismas cosas que la naturaleza inferior; no somos siervos sino émulos de la naturaleza...Por tanto, el poder del hombre se asemeja de veras a la naturaleza creadora divina puesto que de cualquier materia crea formas, figuras, domina los elementos, crea instituciones sociales, leyes....sabe unificar pasado y porvenir, recogiendo en un momento eterno los intervalos fugaces del tiempo. Mediante el uso del lenguaje y de la escritura muestra la divinidad de su mente; mediante el lenguaje, intérprete de la mente...exterioriza de maneras infinitas su poderío anterior" (Ficino).
"Ni domicilio fijo, ni forma propia, ni ningún don peculiar te he dado, ¡Oh Adán!, a fin de que cualquier domicilio o dones que escojas, puedan ser tuyos...Tú que no estás restringido por estrechos lazos según tu propia y libre voluntad definirás tu naturaleza. Te he puesto en el centro del Universo para que puedas contemplar mejor todo lo que existe en él. Tampoco te hemos hecho terrestre o celeste, mortal o inmortal, para que seas tú... tu propio y libre creador y te des la forma que creas mejor..." (Mirandola).
Se reivindicó también el juicio personal frente a la tradición, es decir, la capacidad crítica subjetiva.
Esta "vuelta" al hombre propicia un estilo de vida más hedonista y laico, aunque tampoco se abandonan las aspiraciones religiosas o místicas.
LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA
A finales del SXVI y principios del XVII se produce la revolución científica que da paso a la ciencia moderna. Se habla de “revolución” científica porque la concepción de la naturaleza y la manera de hacer ciencia que defendía el paradigma aristotélico-ptolemaico es sustituida por la del paradigma mecanicista.
Entre los muchos factores que propiciaron esta revolución científica habría que mencionar: 1) La nueva valoración de la razón humana que introdujo el Renacimiento así como la consideración de la naturaleza como objeto cognoscible por y para el hombre; 2) El relanzamiento de las ciencias y la tecnología que tiene lugar durante el Renacimiento; 3) La asimilación de la ciencia griega y árabe; 4) Las aportaciones de los científicos nominalistas del S. XIV: por una parte, sus críticas a la explicación aristotélica del movimiento (críticas que sin romper con el paradigma aristotélico, sin embargo, dejan constancia de la existencia de dificultades) y, por otra, su insistencia en una "vuelta a los hechos", o sea, a la observación atenta y directa de la Naturaleza, dejando a un lado los argumentos de autoridad o los silogismos. 5) El otro factor decisivo de esta caída fueron los "casos problemáticos" que el viejo paradigma aristotélico difícilmente podía explicar, a pesar de los intentos.
Veamos, entonces, las tesis centrales de los dos paradigmas en litigio.
Paradigma aristotélico-ptolemaico
Todas las civilizaciones, desde las más antiguas, poseen sus propias cosmologías o explicaciones sobre cómo es el mundo, sus leyes, su origen... que se construyen a partir de observaciones y relatos mítico-religiosos. Común a todas ellas es la distinción entre dos regiones: Cielo y Tierra. La utilidad práctica, en buena medida, fue lo que alentó sus observaciones, pues el movimiento de los planetas permite la navegación, los viajes y marca las épocas adecuadas para las labores agrícolas.
Las primeras civilizaciones que observaron de forma sistemática el cielo fueron la babilónica y la egipcia. Llegaron a acumular datos suficientes como para hacer predicciones bastante precisas sobre la posición de los planetas. Pero su interés no era teórico sino práctico, lo que querían era determinar y/o prever cómo las posiciones de los planetas podían influir en los fenómenos naturales y en la vida humana.
Los que ya se interesaron por construir modelos explicativos racionales de los movimiento de los planetas fueron los griegos. Para explicar el movimiento diario del Sol y de las estrellas llamadas "fijas" dieron dos explicaciones: o la Tierra se mueve o bien lo que se mueve es la bóveda celeste. La primera alternativa fue defendida por los pitagóricos (S. V-IV a C.) y también por Aristarco de Samos en el S. III, pero se la rechazó, entre otras cosas, porque contravenía al sentido común: no se nota el movimiento terrestre. El caso es que acabó triunfando la tesis geocéntrica que implicaba la visión del cosmos constituido por esferas cuyo centro es la Tierra, más allá de la esfera de las estrellas fijas no existía nada, ni materia ni espacio. Al principio no se dio demasiada importancia al movimiento retrógrado de los planetas ("planeta"= "errante", "vagabundo"), pero a medida que mejoraron las observaciones se hizo necesaria una teoría que explicase esas irregularidades.
A pesar de otras alternativas la cosmología aristotélica fue la que prevaleció hasta el Renacimiento. La aportación de Aristóteles no consistió tanto en ideas originales cuanto en la sistematización y la fundamentación teórica de muchas ideas anteriores sobre el cosmos.
Las tesis fundamentales de la visión aristotélica del cosmos son las siguientes:
a) Geocentrismo: La Tierra está quieta en el centro del Cosmos. Por tanto, existen lugares fijos, los llamados lugares naturales: "arriba" para el fuego y el aire, "abajo" para el agua y la tierra.
b) Esfericidad del Cosmos: Este es finito y esférico, todo lo que existe se encuentra dentro de una gran esfera en cuya cara interior están las estrellas fijas, fuera de ella no existe nada. En el interior de la esfera no existe el vacío porque ello equivaldría al No-ser absoluto. Desde la Tierra hasta la esfera de las estrellas fijas están las demás esferas cristalinas, compuestas de "éter" (sustancia incorruptible, inalterable, eterna...), que arrastran los siguientes planetas: la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, el Sol, Saturno. Estas esferas concéntricas están en contacto entre sí.
c) Heterogeneidad del Cosmos: Se divide en dos regiones diferentes: la supralunar comprende a los planetas y estrellas compuestos de éter, incrustados en esferas, que también son de éter. El movimiento es circular y uniforme (Platón) porque es el más perfecto. Esta región al ser perfecta puede ser estudiada por las matemáticas.
El mundo sublunar está compuesto por los cuatro elementos, los movimiento pueden ser naturales: cada elemento posee su lugar natural hacia el que tiende porque le es propio, y movimientos violentos: causados siempre por un motor o causa exterior al móvil.
Esta región de la pluralidad y el cambio va a ser objeto de la física que dará una explicación cualitativa del movimientos.
d) Explicación del movimiento: Los presupuestos teóricos de los que se parte son: 1) Todo lo que se mueve es movido por algo, por un motor. 2) Para que se dé el movimiento es necesario que el motor y el móvil estén en contacto. 3) No hay causalidad física a distancia. 4) Las causas finales tienen prioridad.
El movimiento planetario se explica por el Primer motor inmóvil que, por atracción, mueve a la esfera de las estrellas fijas, la cual, por rozamiento directo, transmite ese movimiento a las restantes esferas. Otras veces se hablaba de motores móviles.
Los cuatro elementos también se mueven por atracción hacia su lugar natural, este movimiento siempre es vertical hacia arriba o hacia abajo dependiendo de la gravedad del cuerpo. Para explicar el movimiento violento, (movimiento horizontal y oblicuo) Aristóteles afirmaba que el aire, una vez que el móvil pierde contacto con el motor, actúa como motor que impulsa el móvil hasta que se cesa esa acción, luego actuaría una causa natural.
Casos problemáticos del paradigma:
a) El movimiento violento: El problema que se planteaba era cómo explicar el movimiento del móvil una vez que pierde el contacto con el motor. Aristóteles había apuntado la idea de que el medio actuaba como motor, por ejemplo, el aire sería el motor después de abandonar la flecha el arco. ¿Pero por qué cesaba, en un determinado momento, el impulso del aire y, además, el móvil no caía vertical sino oblicuamente?.
En el S XIV los científicos nominalistas pretendieron resolver esta cuestión mediante la "Teoría del Impetus". Según está teoría, el motor transmite una fuerza o impetus al móvil, que es el responsable del movimiento (No es todavía la ley de la inercia). Esta fuerza se iba gastando según avanzaba el móvil. El problema era que la caída realmente observada es oblicua, mientras que la teoría afirmaba que tenía que ser vertical.
El mismo principio se aplicó también para explicar el movimiento planetario: las esferas o los planetas se mueven porque Dios, en el momento de la creación, le comunicó un impetus a cada planeta, con lo cual sobrarían las inteligencias o los ángeles.
Esta teoría no supuso una crítica radical a la física aristotélica, pero al menos deja constancia de la existencia de problemas.
b) El movimiento retrógrado de los planetas: Es un movimiento de avance-retroceso-avance que se produce en la trayectoria aparente del planeta de forma periódica. Esto suponía no sólo un cambio en la trayectoria, sino también en la velocidad (parece detenerse y luego seguir) y la proximidad del planeta respecto a la Tierra. Sin embargo, el modelo teórico afirmaba que el movimiento de los planetas era circular y uniforme en cuanto a su velocidad. Para resolver este problema Eudoxo de Cnido, un astrónomo de la Academia platónica, propuso el modelo conocido como de las esferas homocéntricas, según este, el movimiento de un planeta era provocado por la rotación de varias esferas que giran a velocidades distintas en torno a ejes que tienen distinta inclinación. Para explicar el movimiento retrógrado de cada planeta necesitaba cuatro esferas. Este modelo, sin embargo, era poco preciso, las observaciones y previsiones no cuadraban.
Claudio Ptolomeo (S. II d. C.), en su libro Amalgesto, expuso el modelo de los epiciclos y deferentes. Cada planeta describe una órbita circular, epiciclo, cuyo centro se desplaza, a su vez, sobre otro círculo, el deferente. El centro del deferente es la Tierra. El resultado es un movimiento de bucle que permite dar cuenta de esa aparente movimiento de avance-retroceso-avance en perfecta consonancia con las premisas teóricas.
Ptolomeo también introdujo la idea de un punto ecuante, punto que no coincide con la Tierra, pero desde el cual se constataría que el movimiento de los planetas es uniforme.
El problema que se planteaba era que los movimiento retrógrados no se producían siempre en los mismos sitios y a medida que mejoraban las observaciones, era necesario hacer correcciones, o sea, introducir más epiciclos, con lo cual el modelo se iba complicando cada vez más.
Sin embargo, a pesar de los problemas señalados, la astronomía de Ptolomeo junto con la cosmología y la física de Aristóteles fueron aceptadas durante la E. M. (S. XII) y el Renacimiento porque ofrecían una explicación completa del cosmos basada en principios teóricos sólidos y coherentes que, en ningún momento, entraban en contradicción con el sentido común. Admitían el geocentrismo, el movimiento uniforme y circular y se podían hacer todas las correcciones necesarias en la trayectoria planetaria para ajustar predicciones y observaciones; por otra parte, la Biblia afirmaba que Dios había detenido el Sol en una ocasión, es decir, la Tierra está inmóvil.
Paradigma mecanicista
Será el que triunfe orientando la ciencia hasta el S. XIX. Se caracteriza por concebir a la Naturaleza como una "máquina" sometida a leyes matemáticas, por tanto, se matematiza la Naturaleza y se reduce todo lo material y corpóreo a elementos cuantificables. Se afirma que el Universo se rige por causas eficientes, no por causas finales. Utilizan de forma sistemática experimentos que se valen de instrumentos técnicos como el telescopio, el reloj, la bomba neumática... Introdujeron conceptos como los de "fuerza", "velocidad", "aceleración", "resistencia"...
Vamos a centrarnos en las contribuciones de los pioneros de este cambio de paradigma: Copérnico, Kepler y Galileo.
a) Heliocentrismo: Copérnico no pretendía sustituir el paradigma aristotélico-ptolemaico, al cual sigue apegado en muchos puntos: esfericidad del cosmos, movimiento uniforme y circular, utilización de epiciclos. Lo que él pretendía era introducir las mejoras necesarias para explicar, de forma más simple y sistemática, el movimiento planetario. Su visión del Universo dista mucho del actual, pero sus novedades dieron pie a una ruptura total con el paradigma anterior.
Su gran novedad fue afirmar que la Tierra se mueve entorno al Sol, que está quieto en el centro. Y esto para él no era una hipótesis más para "salvar las apariencias", como afirmaba Ossiander en el prólogo de su libro De revolutionibus..., sino la verdad.
Las razones que le llevaron a proponer esta alternativa fueron, por una parte, científicas: las nuevas observaciones complicaban cada vez más la descripción de la trayectoria de los planetas. Se necesitaban ya ochenta epiciclos y faltaba unanimidad a la hora de explicar esas trayectorias planetarias. Y por otra parte, metafísicas: estaba convencido de que el Universo debía estar regulado por leyes matemáticas más simples y que el movimiento planetario debía ser más armónico. Se convence de esto a partir de la lectura de textos herméticos y pitagóricos en los que se daba importancia a la armonía y unidad, armonía y unidad que se entiende en términos matemáticos. También encontró referencias a la creencia pitagórica del movimiento terrestre. El Sol aparecía, además, como fuente de luz y de vida, como imagen sensible del Uno neoplatónico.
Copérnico propone que el Sol está en el centro del Universo, que la Tierra tiene un movimiento de rotación, traslación y "trepidación" para explicar los equinoccios que luego será descartado. La Luna gira en torno al Sol. La esfera de las estrellas fijas es inmóvil y mucho más alejada.
Explica de forma diferente el movimiento retrógrado: este movimiento es una apariencia, el planeta no cambia el sentido de su trayectoria, lo que ocurre es que la Tierra adelanta y es adelantada por el planeta. Elimina el punto ecuante. Explica otros movimientos celestes como resultado de los movimiento diario y anual de la Tierra.
En principio había tantas razones para aceptar el heliocentrismo como para rechazarlo porque se explicaban los mismo hechos, aunque de forma diferente. El heliocentrismo convenció inicialmente a aquellos científicos para los cuales la armonía, simplicidad y sistematicidad eran valores centrales. La reacción contra el heliocentrismo se hizo violenta cuando G. Bruno y Galileo lo defendieron como la realidad y no como otra hipótesis más. Las ventajas de esta nueva explicación sólo empezaron a verse con las contribuciones de Kepler y Galileo
Objeciones al heliocentrismo: 1) De tipo religioso: destruye la distinción entre Cielos y Tierra, pues ésta entra a formar parte de la región celeste, con lo que se alteran las relaciones entre el hombre y Dios. Se buscaron textos en la Biblia que confirmaran el geocentrismo con el objetivo de defender la fe y su autoridad sobre la razón.
2) De tipo científico: ¿por qué no notamos el movimiento terrestre?; ¿por qué la Tierra no estalla si se mueve a tanta velocidad?; ¿por qué no se queda atrás todo ser u objeto que esté en el aire: nubes, pájaros...?; ¿por qué los objetos caen verticalmente y no oblicuamente?; ¿por qué la Tierra, si es pesada, no se precipita hacia el Sol?. ¿Por qué no se observa el paralaje?.
Respuestas: -Los cuerpos separados de la Tierra participan de la naturaleza de ésta, por lo que giran con ella y caen de forma vertical. -La esfera de las estrellas fijas es la que debería ponerse incandescente, si es que gira. -El paralaje no se observa porque la esfera de las estrellas fijas está muy distante.
b) Órbitas elípticas: La principal aportación de Kepler fue echar por tierra la uniformidad y circularidad del movimiento. Kepler es una mezcla de científico y místico, como científico exige que las observaciones más rigurosas y los cálculos matemáticos estén conectados necesariamente; como místico está convencido de que Dios ha hecho el mundo siguiendo proporciones matemáticas perfectas y armónicas.
Empezó su trabajo con el estudio de la órbita terrestre, acabó concluyendo que los movimiento no pueden ser uniformes y empezó a considerar la posibilidad de que la variación de la velocidad fuera inversamente proporcional a la distancia del Sol. Continuó estudiando la órbita de Marte que era la que más problemas planteaba. Después de numerosas observaciones, cálculos, dudas y cambios decidió abandonar el postulado de la circularidad del movimiento Sus dudas comenzaron al no poder conciliar su hipótesis sobre la variación proporcional de la velocidad con la circularidad de la órbita. Decidió, al fin, que el error estaba en la circularidad. Revisando las tablas de observaciones se dio cuenta de que la órbita de Marte se desviaba del círculo formando un óvalo. Más tarde, llegó a la conclusión de que la órbita era elíptica. Si se adoptaba esta curva elíptica las observaciones y las predicciones encajaban perfectamente.
Estos descubrimientos quedan recogidos en sus dos primeras leyes, la primera afirma que los planetas se mueven en órbitas elípticas y la segunda que el movimiento del planeta varía dependiendo de su proximidad o alejamiento del Sol. En la tercera ley establece la relación entre los períodos de traslación de los planetas y sus distancias respecto al Sol.
Pero Kepler no se conforma con describir cómo se mueven los planetas, quiere saber también por qué se mueven. Creyó que se mueven arrastrados por la fuerza de unos rayos proyectados por el Sol, este movimiento se combinaba con una segunda fuerza, el magnetismo, que se daba en todos los planetas y hacía que la trayectoria del planeta fuera elíptica.
Consecuencias de las aportaciones de Kepler: 1) Cae la circularidad y uniformidad del movimiento. 2) Son innecesarios los epiciclos y deferentes. 3) Se consideran a las matemáticas como un elemento necesario para la interpretación de los datos observacionales. 4) Se intenta dar una explicación del movimiento planetario que atienda a sus causas físicas, antes sólo importaba el constructo matemático.
c) Homogeneidad del Universo: Las observaciones astronómicas de Galileo, utilizando por primera vez un telescopio con fines científicos, echaron por tierra las distinción de dos regiones en el cosmos con leyes y sustancias distintas. Observa que la Luna tiene valles, cráteres, y el Sol manchas.
Las restantes observaciones astronómicas eran una confirmación indirecta del heliocentrismo: Júpiter tiene planetas que giran en torno a él (fueron vistos por Galileo por primera vez). Esto prueba que no todos los cuerpos celestes giran alrededor de la Tierra, como afirma el geocentrismo, por tanto, es admisible el que la Luna gire en torno a la Tierra, y ésta en torno al Sol.
Ahora bien, las reacciones ante estas pruebas fueron sintomáticas de que se estaba ante una "revolución científica" y de que no hay "experimentos cruciales": unos se negaron a mirar por el telescopio, les bastaba con el argumento de autoridad; otros consideraron que el telescopio deformaba la realidad, la única visión fiable era la directa. Galileo tampoco contaba con una teoría óptica que respaldara sus descubrimientos. Algunos aceptaron lo que observaban pero lo reinterpretaron de manera que no confirmara las tesis de Galileo, por ejemplo, la superficie de los planetas está recubierta de una sustancia cristalina distribuida de manera que la superficie de la Luna es lisa y perfecta.
d) La explicación del movimiento: Kepler formuló las leyes del movimiento planetario, Galileo las de los cuerpos sobre la superficie terrestre. Más tarde Newton unificará las leyes de ambos mediante la ley de la gravitación universal. La novedad que introdujeron todos estos autores fue la de explicar el movimiento mediante leyes o fórmulas matemáticas, leyes que describen cómo se producen esos movimiento, pero que se desentienden del para qué o la finalidad tan decisiva para Aristóteles.
e) Infinitud del Universo.
f) Aportaciones metodológicas: Como ya señalamos, la revolución científica supuso un cambio tajante en la manera de hacer ciencia. La tradición imperante hasta entonces, conocida como tradición de salvar las apariencias, mantenía una separación tajante entre matemáticas y explicación físico-filosófica, lo que importaba era tener un modelo explicativo que diera cuenta de las apariencias, de lo que vemos: lo que "vemos" es el movimiento retrógrado de los planetas, lo "real" es la circularidad y uniformidad de dicho movimiento De esta tradición se pasa a otra que considera que las matemáticas y los experimentos son elementos imprescindibles para cualquier explicación que pretenda ser científica.
Las aportaciones de Galileo en este terreno fueron decisivas. El no inventó el método resolutivo-compositivo (hipotético-deductivo), tampoco escribió ningún libro de metodología; lo que sí hizo fue utilizar este método en su estudio del movimiento Hay que tener en cuenta que esta metodología se está asentando sobre una serie de supuestos o principios que se replantean cuestiones tan filosóficas como las relaciones entre sujeto/ objeto, razón/ experiencia, la validez de la información sensorial...
Esos supuestos teóricos son los siguientes:
1) Matematización de la Naturaleza: Galileo considera que la estructura última de la realidad, su orden y necesidad es de carácter matemático, las matemáticas son, además, el único lenguaje con el que podemos entenderla.
"La filosofía está escrita en ese grandioso libro, continuamente abierto ante nuestros ojos que es el Universo. Pero no se puede descifrar si no se comprende el lenguaje y se conocen los caracteres en los que está escrito. Está escrito en lenguaje matemático, siendo sus caracteres triángulos, círculos, figuras geométricas, sin los que es imposible comprender ni una sola palabra" (El Ensayista ).
Como vemos, la forma en la que un seguidor de Aristóteles "ve" la Naturaleza es inconmensurable con la de Galileo: porque aquel prima lo cualitativo frente a lo cuantitativo. Pero, ¿quién tiene razón?. En principio parece que los aristotélicos porque en la Naturaleza no hay nada que se ajuste exactamente a los conceptos matemáticos: figuras geométricas perfectas, relaciones o leyes numéricas. ¿Cómo medir colores, olores, la gravedad o la ligereza?. Si se considera que esas cualidades sensoriales son las propiedades naturales de los objetos parece que los aristotélicos tienen razón: la Naturaleza es cualitativa, es el reino del más y del menos, las matemáticas son abstracciones que no tienen correlato alguno en el terreno de lo material y sensible.
Sin embargo, Galileo cambia radicalmente el concepto de Naturaleza al matematizarla de modo que la distinción entre lo objetivo y lo subjetivo se altera. A esto se está aludiendo con la distinción entre cualidades primarias y cualidades secundarias (establecida ya por los atomistas griegos). Las cualidades primarias son las objetivas, las que están en los objetos y nosotros las captamos del mismo modo en el que se están dando en el objeto. Por ejemplo, figura, tamaño, movimiento. Las cualidades secundarias son las subjetivas, las que dependen de cómo son afectados nuestros órganos sensoriales, por tanto, cualidades que están o dependen más bien del sujeto que del objeto. Por ejemplo, color, sonido, olor, el sonido…
Las diferencias son claras y tajantes: para Galileo la materia o los objetos sólo poseen cualidades medibles, lo esencial del objeto será lo cuantificable, y eso no es lo que nos muestra directa y claramente los sentidos; para Aristóteles y seguidores, las cualidades que nos dan los sentidos están propiamente en los objetos.
"Para Aristóteles, la finalidad de la ciencia física es explicar el mundo concreto, real y, en cambio, la matemática es una abstracción cuyo carácter es puramente mental. El mundo físico que nos muestran nuestros sentidos es móvil y cualitativamente diferenciado, al contrario del mundo intemporal y esquemático de los números y las figuras geométricas donde no hay cualidad ni cambio, sino sólo cantidad. La física aristotélica no puede, por tanto, admitir el derecho, ni siquiera la posibilidad, de identificar el espacio concreto del Cosmos, finito, diferenciado y jerárquicamente ordenado... con el espacio ilimitado, homogéneo y uniforme de la geometría. Las formas de los cuerpos del mundo real son multivariadas, pero casi nunca tienen formas geométricas, nunca hallamos dos objetos exactamente iguales; los colores se despliegan en una gama infinita..., nada es cuantificable en el sentido matemático, sólo podemos hacerlo "más o menos". Por tanto, los problemas concretos de la física nunca se pueden tratar de un modo abstracto y general, sino que hay que ver primero de qué tipo de objeto se trata, a qué región del ser pertenece, etc." La revolución científica, Alhambra, p. 45-6.
2) Nueva valoración de la razón y nueva actitud del investigador: La estructura de la realidad no es tal como se muestra a nuestros sentidos, sino tal y como exige nuestra razón, pues las propiedades objetivas son las cuantitativas y no las cualitativas.
El investigador no tiene que ser pasivo ante los hechos y limitarse a observar, sino activo. Esa actividad se pone de manifiesto en la construcción de hipótesis, en el diseño de situaciones experimentales, en la definición de conceptos, el análisis de los fenómenos observados... Como diría años más tarde Kant, se trata de obligar a la Naturaleza a responder a nuestras preguntas.
"La razón debe acudir a la Naturaleza llevando en una mano sus principios, según los cuales tan sólo los fenómenos concordantes pueden tener el valor de leyes, y en la otra el experimento pensado según aquellos principios; así conseguirá ser instruida por la Naturaleza, más no en calidad de discípulo que escucha lo que el maestro quiere, sino en la de juez que autorizado que obliga a los testigos a contestar a las preguntas que les hace. Y así la Física debe tan provechosa revolución de su pensamiento, a la ocurrencia de buscar (no imaginar) en la Naturaleza conforme o de acuerdo con lo que la razón misma ha puesto en ella".
Esta actitud contrasta bastante con la observación ingenua y las inducciones que practicaban los seguidores de Aristóteles, además del uso de los silogismos y el criterio de autoridad.
3) La Naturaleza obra del modo más simple.
4) Rechazo de las causas finales: Interesa conocer cómo ocurren los fenómeno, no el por qué o para qué.
Las fases del método son:
1º-. Resolución: Después de repetidas observaciones, se analizan los datos para extraer aquellas propiedades "esenciales": las cuantificables. La observación no es ingenua, sino selectiva.
2º.- Composición: Se trata de construir una hipótesis explicativa del fenómeno relacionando las propiedades esenciales que se han obtenido previamente. De la hipótesis se deducen una serie de consecuencias que serán sometidas a comprobación. Las hipótesis se construyen de acuerdo con el principio de simplicidad.
3º.- Resolución: Es la comprobación experimental de las consecuencias extraídas de la hipótesis. Si los experimentos confirman la hipótesis, reiteradas veces, esta se considera una ley que expresa la estructura de la Naturaleza.
Un aspecto clave de este método es la vinculación que establece Galileo entre experiencia sensible y demostración matemática. La experiencia es el punto de partida, pero no se trata de una experiencia ingenua en la que, de manera inconsciente, se introducen creencias, prejuicios, sino de una experiencia analizada por la razón, de modo que muchas de los propiedades observadas se desechan. Pero esta experiencia por sí sola no vale para nada si no hay una interpretación matemática. La demostración matemática es la que aporta la necesidad, la que nos permitirá comprender la necesidad intrínseca del fenómeno estudiado. Pero las fórmulas matemáticas no valen para nada si no pasan la prueba de la experimentación y no tienen como punto de partida la observación empírica.
LA ILUSTRACIÓN
Algunos de los principios e ideales que defiende la ilustración son:
a) Nueva concepción de la razón: Frente al carácter deductivo y sistemático del Racionalismo, ahora se defiende una razón analítica y empírica. Sólo se puede obtener conocimiento a partir de la experiencia y para ello hay que analizar los hechos, los datos, descomponerlos en sus partes últimas, y luego ordenarlos, recomponerlos, para descubrir, luego, los principios o leyes que los expliquen.
Otro aspecto decisivo es el carácter crítico de la razón. Esta crítica se da en dos planos. Por una parte, exige determinar el poder y los límites de la razón (Hume, Kant). Por otra parte, es crítica o denuncia de cualquier dogma, de cualquier prejuicio. Podemos decir que su lema era revisarlo todo, absolutamente todo. Critican el pasado, la tradición que no ha permitido un uso libre y racional de la propia razón y, a su vez, a toda institución social e ideológica que ha atenazado al ser humano, sea Estado, religión, educación, moral...
Reivindican también el carácter autónomo de la razón. Aunque la razón sea limitada, sin embargo, están de acuerdo en que es la única guía a la que tiene que ceñirse el hombre para dirigir su vida y organizar su realidad social, política, religiosa, intelectual.
Hay que librarse, pues, de toda autoridad ajena y extraña a la propia razón.
b) Naturaleza. La obra de Newton consolida la revolución científica iniciada por Copérnico. La nueva visión del Universo, la mecanicista, triunfa definitivamente sobre la aristotélico-ptolemaica.
Existe un acuerdo, más o menos unánime, con respecto a los siguientes aspectos del Universo: heliocentrismo, mecanicismo, corpuscularismo (partículas o átomos indivisibles) y distinción entre cualidades primarias y secundarias, matematización de la naturaleza, y gravedad.
Muy destacable es el hecho de que el Universo se reduce a materia (partículas o corpúsculos materiales) y movimiento. Estos elementos bastan para explicarlo todo de acuerdo con leyes necesarias, -se puede explicar la Naturaleza sin acudir a Dios-. Se eliminan, de este modo, las formas o esencias y las causas finales aristotélicas.
c) Progreso. Este fue otro de sus grandes ideales. Estaban convencidos de que la humanidad ha progresado si la comparamos con épocas anteriores. Lo importante está en que ese progreso no se hace derivar, ni se dirige, a ninguna salvación sobrenatural de la humanidad dependiente de Dios. Ahora se afirma que ese progreso depende del propio hombre, de la sociedad, de la educación y la ciencia, y su meta es una mejora indefinida y constante tanto en los aspectos materiales como en los espirituales.
No obstante, Rousseau se alzó en contra de ese progreso de la sociedad, la ciencia, la cultura.
d) Ética. En este ámbito defienden una moral que siga de cerca y se apoye en la "naturaleza humana", es decir, en sentimientos y pasiones como la búsqueda de la felicidad, el egoísmo, el placer, la utilidad, la simpatía. Se trata de una ética que se ha independizado de la religión y que recurre a la "naturaleza humana" para descubrir leyes o sentimientos morales.
Señalar también que se reclama una vuelta a lo "natural", a sentimientos y tendencias naturales y comunes, frente a los prejuicios sociales.
e) Sociedad y Estado. Hay que destacar las teorías del "contrato social" que proliferan durante la época. Estas teorías pretenden explicar el origen de la sociedad y del Estado acudiendo a un contrato o pacto por el cual los hombres, que en principio vivieron aislados, ceden parte de su libertad natural para someterse a una leyes que estarán por encima de su voluntad particular.
Las teorías del contrato social más conocidas son las de Hobbes y Rousseau. Pero el sentido o la finalidad de ambas es radicalmente distinto. Mientras Hobbes defiende que el hombre es un lobo para el hombre y en ese hipotético "estado de naturaleza" imperaba la guerra de todos contra todos, la instauración de la sociedad política y la ley hacen posible el orden y la paz. Pero en última instancia lo que defiende es un orden social rígido y carente de libertad. El hombre tiene que someterse al Estado.
Rousseau, en cambio, critica el orden social vigente en ese momento porque la sociedad, con el paso del tiempo, al establecer la propiedad privada ha impuesto la desigualdad, la alienación y la falta de libertad. El ser humano, que en su "estado natural" era libre, bueno, feliz, se ha convertido en un esclavo.
Lo que Rousseau propone es la instauración de otro tipo de contrato en el que el hombre recupere su libertad dentro de la comunidad. Ese nuevo pacto da lugar a la "voluntad general" que sería la expresión de una comunidad en la que cada individuo se somete a unas leyes que ellos mismos se han dado. Nadie queda sometido a nadie en particular, sino a una comunidad que garantiza a libertad y la igualdad. "Al darse cada uno a los demás, no se da a ninguno en particular, y como no existe ningún miembro de la comunidad sobre el que no gane el mismo derecho... que se le permite sobre uno mismo, así cada uno recobra lo que entrega y recibe, al mismo tiempo, una fuerza mayor para autoafirmarse a sí mismo".
f) Religión. Hemos de señalar que no es muy correcta la equiparación de la ilustración con el ateísmo. Es cierto que ellos defienden la autonomía de la razón, la explicación científica de la naturaleza... pero esta secularización no significa un rechazo tajante de lo divino.
Una de las interpretaciones más importantes de la religión y lo divino que se hicieron en esa época fue el Deísmo. Hay que destacar el intento de buscar una fundamentación racional y filosófica del cristianismo. Si la razón es juez en todo, también lo tiene que ser en materia religiosa. La razón será, por tanto, el juez que decida la validez de todo aquello que pretenda pasar como contenido de la revelación. El deísmo está en contra de los milagros, los ritos, los dogmas. Afirma que Dios existe y es el autor del mundo, aunque no se pueda conocer su naturaleza; Dios no interviene en el mundo una vez que lo ha creado. El mal depende del ser humano y a él le compete eliminarlo. Se asocia religión con moral.
Hume, no obstante, está en contra de todo esto. Para él la religión surge de sentimientos tales como el temor, la ignorancia. La religión ha dado lugar al fanatismo, a guerras, a actitudes y caracteres morales nada aceptables. Lo que propone Hume es en todo caso una actitud más bien agnóstica.
[1] La concepción moderna del término “idea” no tiene nada que ver con la platónica, ni con las ideas ejemplares de Agustín de Hipona.
[2] Entendiendo la deducción como el paso de lo “simple” y evidente a lo “complejo”.
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