domingo, 12 de julio de 2009

INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA (II)

S. XX

I/ CONTEXTO HISTÓRICO
La primera década del S. XX europeo se caracterizó por la inestabilidad política pero, al mismo tiempo, por el dominio político, económico, cultural y tecnológico de las potencias europeas. Esto contrastará con las penosas circunstancias que tendrán que vivir posteriormente los europeos. Algunos rasgos característicos de esta belle époque, así se denominan estos primeros años, son: a) el auge del capitalismo vinculado a las monarquías constitucionales; b) confianza absoluta en el progreso científico-técnico para resolver los problemas fundamentales de la humanidad; c) inestabilidad política unida a un complicado sistema de alianzas entre las potencias continentales.
En 1914 se desata la primera guerra mundial que, además de muerte y destrucción, tuvo las siguientes consecuencias: derrota de las potencias europeas, que pierden su hegemonía política y económica; hundimiento de los imperios otomano y austro-húngaro; Revolución rusa, que estimula otros intentos revolucionarios en distintos países europeos; por contraposición se fortalece la reacción conservadora y el ascenso de los autoritarismos, fascismos y dictaduras; entrada en la escena internacional de EEUU como gran potencia; y una crisis generalizada en el plano económico y social: la “gran depresión” del 29, paro, inflación…

En 1939, con gran parte de Europa bajo regímenes de corte totalitario, acabó la Guerra civil española y empezó la Segunda guerra mundial.
Las consecuencias de la Segunda guerra mundial fueron catastróficas: pérdidas humanas y materiales enormes. Se formaron los dos grandes bloques político-económico-militares: por un lado el bloque occidental, con EEUU a la cabeza, caracterizado por la defensa de la propiedad privada, la economía de mercado, las democracias liberales y la alianza militar en torno a la OTAN. Del otro lado, el bloque comunista, con la URSS a la cabeza, caracterizado por la defensa de la propiedad pública, la planificación estatal de la economía, “democracias populares” -partido único que controla al Estado, y alianza militar en torno al Pacto de Varsovia.
Además de estos bloques, aparece en escena el llamado Tercer Mundo, constituido por aquellos países que al acabar la guerra formaban parte de los imperios coloniales europeos y que se fueron independizando a partir de los años 50 y 60.
Finalmente en las décadas de los 80-90, la crisis económica, política y social acabó con la mayor parte de los regímenes comunistas, y los países del Este de Europa pasan a formar parte, con peor o mejor fortuna, de las democracias liberales.
Desde los años 70 el desarrollo económico y tecnológico de EEUU, Europa, Japón y demás países asiáticos ha conducido a un fenómeno de globalización de la economía que exige que la producción se desnacionalice, lo cual está transformando el trabajo y la política interna de los Estados nacionales. La contrapartida de todo esto es la pobreza de gran parte de la población y el agotamiento de los recursos naturales.


II/ CONTEXTO CULTURAL
Dos fenómenos característicos del S. XX, y contrapuestos, son las vanguardias que se han desarrollado, sobre todo, en la pintura y la literatura. Cabe destacar las siguientes: impresionismo, expresionismo, dadaísmo, cubismo, futurismo, constructivismo ruso, surrealismo, arte abstracto, conceptualismo, arte pop, op art... El otro es la cultura de masas. La elevación del nivel económico de la población y el desarrollo de nuevas tecnologías relacionadas con los medios de comunicación -prensa, radio, cine, televisión y, más tarde, vídeos e informática-, han propiciado este fenómeno.

En el terreno de la ciencia y la tecnología se producen grandes avances. Hay que mencionar, como mínimo, dentro de la física, las contribuciones de Einstein y su teoría de la relatividad, la mecánica cuántica y el principio de incertidumbre de Heisenberg. En la lingüística: Saussurre, Chomsky. Dentro de la antropología, podemos mencionar a Lévi-Strauss; en Psicología: a Freud y el psicoanálisis, la psicología de la Gestalt, el conductismo, la psicología cognitiva…


III/ CONTEXTO FILOSÓFICO
Las corrientes filosóficas que se desarrollan desde finales del S. XIX más importantes son:
3.1. Vitalismo
El Vitalismo es una corriente filosófica que surgió a mediados del S. XIX y principios del S. XX. No fue una escuela monolítica, pero sus seguidores compartían ideas y actitudes. Dentro del vitalismo podemos destacar a Nietzsche, Bergson, Ortega y Gasset...
El vitalismo surgió como una reacción al idealismo de Hegel y al positivismo de Comte. En términos muy generales, el vitalismo se caracteriza:
a)Por considerar la vida como la realidad radical o primera en la que debe centrarse la filosofía. Ahora bien, la vida se entiende de muy diversas maneras, en un sentido espiritualista, biológico, biográfico o metafísico-cósmico. Nietzsche consideró la vida en un sentido axiológico y cultural. Ortega y Gasset la entendió en sentido biológico, pero sobre todo, biográfico, es decir, como existencia humana vivida.
b) La vida se convierte en el criterio que nos permite interpretar o evaluar los valores morales, sociales o de cualquier otro tipo, de manera que sólo aquellos valores que sirvan para acrecentar y estimular la vida serán legítimos; los que la anulen, deberán ser cambiados.
c) La razón es entendida como una manifestación más de la vida. Ortega, en concreto, rechaza las concepciones tradicionales de la razón como algo ajeno o desarraigado de la vida, él propone el “raciovitalismo”.


3.2. La Filosofía Analítica
Bajo el nombre de "Filosofía analítica" se encuadran numerosos pensadores y escuelas que mantienen en común una actitud y un método, pero en otros aspectos hay divergencias.
Este movimiento se inicia en las primeras décadas del S. XX y llega hasta hoy. Surgió como una recuperación de la tradición empirista inglesa frente al idealismo que imperaba en aquellos momentos en las universidades inglesas; pero mientras el empirismo clásico se ocupa de la teoría del conocimiento, estos últimos se centran en el lenguaje, lo cual supuso un nuevo giro en la filosofía contemporánea.
Los iniciadores de este movimiento fueron G. E. Moore, B. Russell y L. Wittgenstein. Las corrientes de pensamiento que lo integran son: El Atomismo lógico, el Positivismo lógico y la Filosofía analítica.
Las características generales del movimiento analítico en general son:
a) Una actitud filosófica de clara tendencia empirista. Empirismo que consiste en afirmar la existencia de cosas con independencia del sujeto que conoce. Las cosas son el punto de partida, y no la conciencia o el pensamiento.
También son empiristas en su rechazo de la metafísica porque hay límites para lo que se puede pensar y decir con sentido o significado.
b) La tarea de la filosofía es el análisis del lenguaje. Los problemas que se plantean son, por supuesto, filosóficos, pero a partir y desde el lenguaje. Ese análisis puede ser: análisis lógico del lenguaje para buscar un lenguaje ideal que elimine los problemas creados por el lenguaje ordinario y el filosófico. O bien, análisis lingüístico del lenguaje ordinario. En este caso se busca determinar las reglas de uso del lenguaje ordinario y, a la vez, evitar las trampas en las que se cae por un mal uso del lenguaje.
La razón de este interés por el análisis del lenguaje está en que para ellos la filosofía no es una actividad de "primer orden", es decir, que proporcione conocimiento directo de la realidad, al igual que hacen las ciencias; sino actividad de "segundo orden" que consiste en el esclarecimiento de conceptos, proposiciones, problemas, y en la formulación de proposiciones, pero en un plano metalingüístico. Esto precisamente es el análisis del lenguaje.
c) Los problemas filosóficos son falsos problemas que crea el propio lenguaje y que se resuelven o "disuelven" como tales problemas mediante un análisis del lenguaje.

3.3. La Fenomenología
La fenomenología surge como una reacción al positivismo y relativismo imperantes en ese momento. El positivismo ha condenado como inútil toda reflexión que no recaiga sobre "hechos" verificables que nos permitan prever y dominar los acontecimientos. Los resultados no se dejan esperar: el sujeto, los valores, el sentido de la vida, el problema del conocimiento, etc., es decir, las cuestiones específicamente humanas, quedan fuera del campo del análisis. A la filosofía le corresponde recuperar esos ámbitos de reflexión y devolver al hombre la confianza en la razón.
Husserl, iniciador de esta corriente, quiere convertir a la filosofía en una ciencia estricta que se fundamenta en un nuevo método: el fenomenológico.
Los puntos centrales de esta filosofía se pueden sintetizar en lo siguiente:
a) La fenomenología es ciencia de los fenómenos, es una ciencia que busca la esencia, el contenido esencial de las cosas, su sentido y significación para el sujeto. Es una reflexión sobre los hechos no como algo ajeno a nosotros, sino como "algo", como un fenómeno, cuya esencia afecta a nuestra conciencia provocando una "vivencia".
b) La conciencia es la totalidad de los actos o vivencias experimentados. La conciencia se caracteriza por su intencionalidad, la conciencia es siempre conciencia de algo, ese "algo" es el objeto de la conciencia. Hay una relación dinámica entre la conciencia y el objeto. Este "tender hacia algo", denominado intencionalidad, es bipolar, incluye tanto la vivencia o el acto subjetivo de pensar, percibir, recordar..., como el contenido objetivo de ese acto, o sea, lo pensado, percibido... Pero ese contenido no es el objeto mismo (por ejemplo, el árbol), sino lo que está contenido en la vivencia, lo que "aparece" en la percepción, el "sentido" de la vivencia (lo que "aparece" en la percepción del árbol, el percepto). Lo que interesa es lo que se da de modo inmanente a la conciencia.
c) Lo que se pone de manifiesto a la conciencia es el fenómeno. Este concepto tiene para Husserl un sentido muy distinto del que tiene en Kant, no oculta ningún "noúmeno" desconocido. Para Husserl, el fenómeno es lo que aparece y se manifiesta en sí mismo a la conciencia; no es ninguna apariencia defectuosa que oculta la verdadera realidad, al contrario, todo fenómeno posee y revela una esencia. El método fenomenológico conduce a la intuición de esas esencias.
d) El método fenomenológico se basa en una operación denominada "reducción" o epojé que consiste en poner "entre paréntesis" o "suspender" nuestro juicio sobre ciertos aspectos de lo dado. No se trata de dudar de la existencia de las cosas, por ejemplo, sino de eliminar todo los presupuestos, prejuicios, interpretaciones... que rodean y envuelven nuestra consideración de las cosas. Lo que no pertenece al fenómeno hay que eliminarlo para captar la esencia de las cosas. En concreto, de lo que se trata es de llegar a ese momento en el que las cosas son percibidas, al momento mismo en el que se convierten en objetos para nuestra conciencia.


3.4. El existencialismo
El Existencialismo surge en Alemania en1930 (Heidegger y Jasper) y de allí se extiende al resto de Europa, sobre todo a Francia (Merleau-Ponty y Sartre) donde llegó a convertirse en la filosofía más popular de la década de los 40-50 debido, en parte, a la actividad literaria de Sartre, Camus, S. de Beauvoir, etc. Su éxito fue tal que llegó a haber un "estilo de vida" existencialista. A partir de los 60 empieza a decaer. Esta corriente filosófica no fue homogénea y monolítica: hubieron existencialistas cristianos, ateos, optimistas, pesimistas, etc.
El ambiente en el que surge esta filosofía, y del que indudablemente se hace eco, es la terrible crisis producida tras las dos guerras mundiales. Destrucción, horror, pesimismo, pérdida de creencias, valores e ideales; angustia, sentimiento de lo absurdo de la existencia y del mundo..., esta es la vivencia de los europeos que el existencialismo recoge.
El existencialismo también responde a una tradición filosófica marcada por el rechazo del idealismo y del positivismo.
Los otros rasgos característicos de esta filosofía son: a) la utilización del método fenomenológico y b) la afirmación de la existencia como el fenómeno fundamental del que hay que partir.
Con respecto al concepto de existencia hay que señalar que para los existencialistas es el modo de ser propio del hombre. No se trata del "darse" o "existir" de cualquier objeto, sino de la existencia del hombre concreto, mundano; se trata de esa realidad individual y única que es el yo, por oposición al "cogito" cartesiano o al "yo transcendental" de Kant. Esa existencia que se convierte en el principio o fundamento desde el que se juzga y establece el significado y el valor de toda realidad, se caracteriza por ser libertad, no razón o pensamiento. La existencia implica libertad y conciencia, por tanto el hombre existe en la medida en que es el origen de sí mismo y se hace a sí mismo por medio de elecciones libres, e igualmente en la medida en que se posee a sí mismo por la conciencia. Sin embargo, la existencia, nuestra existencia, es problemática porque tenemos que elegir y elegirnos a nosotros sin saber qué camino o que posibilidad es la mejor, dado que no hay ningún modelo o ninguna esencia humana común a todos que nos preceda determinando lo que hemos de llegar a ser. Pero si el hombre renuncia a su libertad lleva una vida inauténtica.

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